El 90% de las muertes por enfermedades infecciosas se producen en el mundo en desarrollo. Un gran porcentaje de muertes causadas por “enfermedades olvidadas” se podría evitar si los medicamentos esenciales estuviesen al alcance de estas poblaciones. Para la mayor parte de las personas de los países empobrecidos, los elevados precios de los medicamentos los hacen altamente vulnerables. Estas personas dependen, en gran medida, de la competencia que representan los medicamentos genéricos sobre los medicamentos de marca. Un fármaco genérico suele ser entre un 20% y un 90% más económico, por lo tanto, dentro de la lógica de mercado, la disponibilidad de genéricos a precios más bajos reduce también el precio de las versiones patentadas. Asimismo, las agencias de ayuda dependen enormemente del acceso a medicamentos genéricos para combatir las enfermedades de las comunidades que no pueden afrontar los precios ni los tratamientos de los medicamentos "de marca".
Uno de los problemas de salud pública que estamos viviendo en nuestras sociedades y, sobretodo en las de los países empobrecidos, es la mercantilización de la sanidad. Desgraciadamente, cada vez más, la inversión en sanidad se basa en el consumo de medicamentos que, de manera directa o indirecta a través de la Seguridad Social, se compran a compañías que operan según criterios de maximización de beneficios. Así, la salud ha entrado dentro de la lógica de mercado y se entiende cada vez más como cualquier otro producto. Por este motivo, la penetración de la industria farmacéutica en la sanidad ha conformado una red de intereses que se ramifica en todo el sector.
Esta carga de los precios inaccesibles sería más ligera si los gobiernos y las personas pagasen un precio justo. Sin embargo, ¿qué quiere decir un precio justo? Los precios internacionales de referencia se determinan el precio medio del mismo medicamento en países comparables entre sí. Sin esta información de precios cruzados entre países, los compradores tendrán que luchar por obtener un trato justo en un mercado farmacéutico mundial que ni es transparente ni eficaz, y donde la disparidad entre los precios que se pagan en diferentes lugares del planeta por el mismo producto es enorme.
En 2001 la OMC reconocía que el acceso sobre medicamentos esenciales debe prevalecer sobre los intereses comerciales, así se llegó a un acuerdo histórico. Se estableció que las disposiciones relacionadas con las patentes no impedirían que los países miembros tomaran medidas destinadas a proteger la salud pública o promover el acceso a los medicamentos. Pero esta afirmación aún está por demostrarse.
“Afirmamos que el Acuerdo (ADPIC) puede y debe ser interpretado y aplicado de una manera que apoye el derecho de los miembros de la OMC a proteger la salud pública y, en particular, para promover el acceso a medicamentos para todos".
Declaración Ministerial relativa al Acuerdo sobre los ADPIC (TRIPS en inglés) y la Salud Pública.
Organización Mundial del Comercio, Doha (Qatar), 14 de noviembre de 2001
Las regulaciones comerciales tienen mucho que ver con esta situación. Las disposiciones de la OMC referentes a la propiedad intelectual afectan directamente al precio que los países en desarrollo pagan por los medicamentos, sea por las altas tarifas que fijan o por las limitaciones a la importación de medicamentos genéricos. Las transnacionales farmacéuticas, por su parte, afirman que no son las patentes las que impiden el acceso a los medicamentos sino que se trata más bien de problemas de infraestructura, corrupción política y marginación social y cultural de los países afectados.
El régimen de patentes que regula el comercio de medicamentos supone un grave obstáculo. Agencias especializadas de la ONU como la OMS u ONUSIDA, se han pronunciado a favor de un acceso masivo al tratamiento del SIDA y han encabezado negociaciones basadas en las "buenas intenciones" de las partes, evitando pronunciarse sobre las consecuencias desastrosas del régimen de patentes. También la sociedad civil, junto con algunos países en desarrollo, se viene movilizando para cambiar el rumbo que favorece los intereses industriales injustos. En Sudáfrica, varias farmacéuticas presentaron una demanda contra el gobierno por haber aprobado una ley que permitía la fabricación e importación de genéricos. Más adelante, en 2001, tuvieron que retirar la demanda, gracias a la presión conjunta ejercida por la sociedad civil y el gobierno. Asimismo, el año 2003, las ONG lograron que el gobierno de este país se comprometiera a llevar adelante un plan nacional de tratamiento antirretroviral. En la misma dirección, Brasil ha encontrado una solución alternativa al problema de las patentes. Basándose en una interpretación libre de las regulaciones de la OMC, ha promovido la producción de genéricos. Esto, combinado con una política nacional de salud, ha mejorado en todos los aspectos del acceso al tratamiento. Veamos que dice la ONG Farmamundi al respecto:
"[...] Hay que incentivar la investigación, premiando los nuevos descubrimientos farmacológicos en función de la innovación terapéutica que supongan, por lo que el reembolso de las inversiones en I+D no recaigan sobre el usuario, tal y como sucede con el actual sistema de patentes [...] la solución pasa por desvincular la I+D farmacéutica del proceso de patentes y lograr que los Estados entren como actores en el sector. Si los fondos estatales participan en la I+D, el medicamento podría ser de dominio público, facilitando el acceso a los fármacos en los países empobrecidos".
Por su parte, la India es un país productor de fármacos genéricos de buena calidad, lo cual es un alivio para los países empobrecidos y para las agencias internacionales de ayuda. Las oficinas de patentes indias tienen potestad de rechazar nuevas patentes que aporten poca eficacia con respecto a medicamentos existentes, estas patentes, en caso de ser admitidas, tendrían una vigencia de 20 años. Una noticia que divulgaba Médicos Sin Fronteras en septiembre de 2011, expresaba que la compañía suiza Novartis intentaba nuevamente insistir en los tribunales de la India contra la Ley de Patentes de este país y, más concretamente, contra el apartado específicamente incluido para impedir que las farmacéuticas realicen prácticas abusivas patentando fármacos ya existentes, a veces con cambios insignificantes. Si el Tribunal Supremo fallara a favor de la transnacional, el impacto sobre el acceso a medicamentos asequibles sería nefasto para todo el mundo en desarrollo.
Si Novartis consigue la interpretación a su favor de este apartado y obtiene la patente origen de la querella (un medicamento contra el cáncer), esto obligaría a la India a conceder muchas más patentes de las que actualmente permite, lo que supondría el fin de la competencia genérica para muchos medicamentos esenciales, con la consecuente conservación de los precios, muy elevados tanto para la India como para el mundo empobrecido.
La protección de la patente por un período de veinte años, concedida a los productos "nuevos e innovadores" de las compañías farmacéuticas dedicadas a I+D, tiene como consecuencia monopolios que mantienen los precios elevados. Con frecuencia los fármacos y las herramientas de diagnóstico adecuadas para los tratamientos no existen en los países pobres porque muchos de sus fabricantes no tienen ningún incentivo de mercado para producirlos o desarrollarlos. Generalmente, los medicamentos responden a necesidades del mercado en los países industrializados, por tanto, su precio se fija de acuerdo con el poder adquisitivo de estos países. Según el Informe de Intermón Oxfam "Invertir en la Vida" (2007):
- El precio de un tratamiento con "interferón pegilado", fabricado por Roche y utilizado para tratar la hepatitis C, cuesta en Egipto de 6.800 dólares, o lo que es lo mismo, una vez y media el sueldo del ministro de Salud en el 2004.
- En Kenia, la "furosamida", un medicamento utilizado para tratar la parada cardiaca congestiva, cuesta 40 veces más que su equivalente genérico.
- “Novarsc”, un medicamento utilizado para tratar las enfermedades cardiovasculares, era entre siete y ocho veces más caro en Filipinas que en otras partes de Asia, hasta que la caducidad de su patente en 2007 hizo que los precios bajaran.
Unicef es uno de los mayores compradores de vacunas del planeta. En 2010 adquirió más de 2.000 millones de dosis para el 58% de los niños de todo el mundo, por un importe de 757 millones de dólares americanos. Hasta enero de 2011, y a diferencia de otras agencias, Unicef sólo publicaba una media ponderada de precios para evitar confrontaciones con sus proveedores.
A principios de este año se estableció un sistema voluntario de informe que incorporaba los precios anuales pagados por Unicef en los últimos diez años, en el que se pueden observar las diferencias de precios entre las diferentes compañías productoras. En adelante, el informe será sistemático y los precios de las compañías serán publicados periódicamente. Con lo cual, los compradores podrán beneficiarse de la creciente capacidad de los países emergentes para desarrollar y producir vacunas de calidad a precios sensiblemente más bajos.
Es hora de que los productores de medicamentos esenciales analicen seriamente nuevas formas de hacer funcionar su negocio, por eso hay que incorporar criterios de equidad social en la estrategia empresarial, teniendo en cuenta las necesidades e intereses de todos los actores involucrados. El rumbo incierto en relación al acceso a los medicamentos básicos para que los más desfavorecidos puedan tener una vida digna, sólo podrá ser dirigido si se pone coherencia y responsabilidad social en el centro de los procesos de toma de decisiones y estrategias empresariales. Ahora más que nunca, es obligatoria la adopción de medidas innovadoras, eficientes y razonables. Pero este objetivo requiere un liderazgo contundente y una planificación a largo plazo.
"Basilea (Suïssa), 29 de setiembre de 2000. Novartis ha anunciado hoy una reducción inmediata de más de un tercio del precio medio de su antimalárico “Coartem” para el mercado público, hasta una media de 1 dólar por tratamiento, en un esfuerzo por acelerar todavía más el acceso a esta importante terapia contra la malaria en regiones con bajos ingresos, particularmente en África".