Diásporas, invasiones, peregrinajes, rutas comerciales o colonizaciones han construido el mundo que hoy conocemos. A lo largo de la historia, los seres humanos se han desplazado continuamente, huyendo del hambre, buscando la climatología más favorable o evitando conflictos, de tal manera que se puede afirmar que la humanidad es esencialmente nómada. Actualmente, los motivos no han cambiado demasiado. Aunque la razón más común es la búsqueda de unas mejores condiciones económicas, la huída motivada por conflictos armados continúa siendo un hecho habitual. Sin embargo, ha de tenerse en cuenta una nueva tipología de migración, se trata de los desplazados por razones de degradación ambiental, de los que se hablará al final de este capítulo.

  • Las primeras migraciones de la historia

Los grupos humanos se han desplazado desde la antigüedad. Un vez poblada África, el sudeste asiático y el este de Europa, nuestros antepasados iniciaron las rutas hacia el continente americano. La población de este continente todavía hoy suscita controversia, siendo la hipótesis más reconocida la del paso a través del estrecho de Bering (hace unos 15.000 años), durante el período en que se encontraba helado. Más adelante (hace unos 8.000 años) Europa se comenzó a poblar con grupos supuestamente provenientes de la India, Siberia y del Cáucaso, etc. Eran los denominados indoeuropeos. Posteriormente, estas poblaciones se expandieron, formando el mundo grecolatino al sur de Europa y las tribus celtas y germánicas en el centro y en el norte (aproximadamente en el 2.200 a.C.).

Si quieres ver la evolución de las migraciones antiguas haz click en la imagen:

Más adelante (1.000 a.C.) griegos y fenicios se desplazaron por todo el Mediterráneo poblando el norte de África y áreas de lo que hoy serían Italia y España. La creación de asentamientos en estos territorios originó las primeras ciudades, lo que estimuló un nuevo fenómeno migratorio, del mundo rural a la ciudad. Así comienza a manifestarse una migración entre diferentes sectores económicos que perdurará a la lo largo de la historia hasta la actualidad, donde los éxodos rurales han generado enormes núcleos urbanos desactivando, muy a menudo, el campo y gran parte de sus actividades.

Después del Imperio Romano y las invasiones bárbaras, los viquingos se expandieron a través de expediciones por lo que hoy serían Irlanda, Gran Bretaña, Canadá e, incluso, por el interior de territorios donde se pudiera llegar navegando por los ríos, como Francia o España.

A partir del descubrimiento de América (1492), se inicia una época de grandes migraciones producidas, entre otros motivos, por la mejora tecnológica, sobre todo en cuanto a los instrumentos de navegación y posicionamiento geográfico. Así se inició, desde Europa, la colonización de África, de Asia y de América, lo que también significó la reducción a la nada de poblaciones y culturas milenarias que poblaban estos continentes, como la maya, la azteca, la inca y de otros pueblos indígenas del norte de América, que acabaron siendo prácticamente exterminados.

  • Las migraciones contemporáneas

Llegada la emancipación de las colonias americanas es cuando se produce el mayor desplazamiento migratorio de la historia (desde principios del s.XIX hasta la mitad del siglo XX) que se dirigen, principalmente, desde Europa a América. Se calcula que 55 millones de europeos hicieron este trayecto, una cuarta parte británicos, a los que hay que añadir mucha emigración china. En el caso de los británicos, hay que señalar un episodio demográficamente significativo con respecto a la población de Irlanda, cuya alimentación era dependiente de la agricultura y que sufrió diferentes crisis a causa de las malas cosechas de la base de su alimentación, la patata. Este hecho causó el hambre y la muerte de más de un millón de personas, haciendo que siete millones de Irlandeses huyeran hacia Inglaterra y, especialmente, hacia los Estados Unidos.

Mas adelante fueron grandes países despoblados como Australia, Canadá, Argentina o Brasil los que acogieron mucha emigración. Países construidos a partir de la inmigración y que hoy, en su mayoría, disponen de fuertes restricciones a la hora de regular la entrada de emigrantes. Paralelamente, en Asia, unos 14 millones de chinos se desplazaron, poblando Indonesia, Tailandia, Malasia o Vietnam.

Este hecho todavía se ha incrementado más a comienzos del siglo actual. Desde las Naciones Unidas se estima que en el mundo actual, de 7.000 millones de habitantes, al menos 214 están viviendo fuera del país donde nacieron. Teniendo en cuenta que en el año 1965 eran 77 y en 1995 eran 120, vemos que el número de personas desplazadas se ha multiplicado por 2.5 en menos de medio siglo. Así, las dimensiones de este fenómeno han alcanzado una escala global, mientras que años atrás afectaba solamente a determinadas regiones del planeta, en la actualidad afecta, por diferentes razones, a todos los territorios del mundo.

Hace unos 2.000 años, la población mundial era de unos 300 millones de habitantes y, para duplicarse transcurrieron 1600 años. Así pues, el fenómeno del crecimiento acelerado de la población del planeta es muy reciente. De hecho, se inició a partir de 1950 (había alrededor de 3.000 millones de personas), duplicándose tan solo en el transcurso de 50 años (en el 2000, habían en la tierra unos 6.000 millones de personas).

El 31 de octubre habrá 7.000 millones de personas sobre la Tierra. En el transcurso de mi vida, la población casi se ha triplicado. Y dentro de 13 años habrá 1.000 millones de personas agregadas a la población. Durante las vidas de mis nietos podrían llegar a haber hasta 10.000 millones de personas en el mundo.

Babatunde Osotimehin, Director Ejecutivo del UNFPA
Prólogo del Informe sobre el Estado de la Población Mundial 2011

Fuente: Elaboración propia a partir de UNFPA, 2011

La gran diferencia con respecto a los patrones de nivel de vida existentes entre el mundo desarrollado y en los países en desarrollo actúa como potente reclamo para aquellos cuyo objetivo es huir de la pobreza o de condiciones de vida precarias. Sobre todo por el efecto de los medios de comunicación a los que hoy en día todo el mundo tiene acceso y, en muchas ocasiones, por el efecto demostración de los emigrantes que vuelven de visita que, a pesar de que los resultados son diversos, a menudo se presentan con la esperanza de haber mejorado mucho sus condiciones vitales. Así mismo, en muchas ocasiones, las nuevas condiciones en los países de acogida pueden llegar a ser tanto o más precarias que las anteriores, con los condicionantes añadidos de la soledad, la persecución, nuevas enfermedades, maltratos o estafas. En este contexto surge una innumerable diversidad de negocios, la mayoría ilegales, alrededor de las migraciones: explotación laboral, falsificación de documentos, tráfico de personas, etc.

En los países receptores se acostumbra a vivir las migraciones como una amenaza. En este sentido, desarrollan políticas orientadas al control y la represión de los inmigrantes sin permiso legal, los cuales forman una parte importante de las migraciones actuales. Así mismo, el recelo a los cambios culturales y a la manera de integrarlos o asimilarlos constituye un problema añadido para los territorios de acogida.

Existe una paradoja que incide gravemente en incrementar, aún más, la brecha entre el Norte y el Sur, es cuando las personas formadas en los países en desarrollo emigran en busca de mejores condiciones laborales y toman la determinación de desarrollar su carrera profesional en un país más rico que el de origen. Así es como muchos informáticos indios emigran hacia los Estados Unidos e Inglaterra y buena parte de los médicos africanos abandonan el continente y se distribuyen por Europa, sobre todo en Francia. Se calcula que una quinta parte de los africanos altamente cualificados podría acabar trabajando en algún país de la OCDE. Esta es una forma perversa de aprovechamiento del capital humano especializado, cuya formación ha financiado el Sur, y que el Norte explota como una fuerza laboral calificada que contribuye al mantenimiento del estado del bienestar y se suma a sus mecanismos de producción, reduciendo las posibilidades de desarrollo del país de origen.

Desde el Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA), se define migrante como:

“[...] alguien que ha residido en un país extranjero durante más de un año independientemente de las causas de su traslado (voluntario / involuntario) o de los medios utilizados (legales u otros), las personas que viven en otro país sin autorización o documentación son considerados “migrantes irregulares”, mientras que los que han sido introducidos mediante contrabando o han sido objeto de trata de un país a otro son considerados “migrantes ilegales” [...]".

UNFPA, 2011

  • Codesarrollo. Inmigrantes y sociedad de acogida, actores de la cooperación.

En los últimos años ha aparecido un nuevo instrumento, el codesarrollo, que combina dos dimensiones: la cooperación al desarrollo y el fenómeno migratorio. Mediante las estrategias fundamentadas en este instrumento, los inmigrantes, a partir del conocimiento de dos realidades (origen y destino) pueden, a la vez que se integran en la comunidad de acogida, relacionarse de manera provechosa con su espacio de origen. Esto hay que hacerlo con la complicidad de las dos sociedades, la de destino y la de origen, en las que es necesario que exista la colaboración e implicación necesaria para posibilitar la puesta en marcha de proyectos e iniciativas viables y realistas para el desarrollo. Con ello es posible integrar programas, tanto de inmigración como de cooperación, para que los flujos de la migración puedan, al mismo tiempo, beneficiar a ambas comunidades.

Ya en 1997, el profesor Sami Naïr, considerado el creador del concepto, definía codesarrollo como:

“una propuesta para integrar inmigración y desarrollo de forma que ambos países, el de salida y el de acogida, puedan beneficiarse de los flujos migratorios. Es decir, una forma de relación consensuada entre dos países de forma que la aportación de los inmigrantes al país de acogida no se traduzca en una pérdida para el de envío”.

Una interpretación posterior que se expresa en el documento sobre la Estrategia de Codesarrollo (2009) de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo (ACCD), lo define como:

Cualquier intento o cualquier instrumento orientado a aprovechar el potencial de los flujos migratorios con el objetivo del desarrollo. Dicho de otro modo, cualquier intento de activar positivamente la relación entre migración y desarrollo, haciendo de la primera un factor o motor del segundo.

En este mismo documento, se expone que no se puede hablar de codesarrollo sin los siguientes requisititos:

a) Contribuir a la mejora de la transnacionalidad, mediante la creación y apoyo de redes, los canales estables de información, el establecimiento de alianzas.
b) Fortalecer la asociación, la participación y las capacidades, tanto de las organizaciones específicas de personas migradas como de organizaciones cívicas en origen y destino, que asegure una participación de las mujeres migrantes.
c) En cuanto al componente de desarrollo, tener impacto en la promoción del desarrollo humano sostenible y, por tanto, en las capacidades de las personas desde una perspectiva integral.
d) En cuanto al componente de ciudadanía, fomentar la promoción y la protección de los derechos de las personas, que incorpore una atención a los derechos de las mujeres.
e) En cuanto a los actores implicados y los respectivos derechos y deberes, hacer todo lo posible para conseguir una presencia plural de actores.

Bajo esta fórmula todas las partes salen beneficiadas: el inmigrante porque sigue manteniendo el vínculo con su territorio de origen, la sociedad que lo acoge por que, al implicarse, aprende a conocer y a valorar a los inmigrantes que recibe, y la sociedad de origen por que los proyectos de desarrollo están formulados por aquellos que conocen de primera mano el país y que tienen el rol de interlocutores y, por otra parte, están diseñados de acuerdo con sus necesidades reales.

 

Cataluña ha sido una de las primeras comunidades preocupadas por incorporar el codesarrollo en el engranaje de las políticas migratorias y de cooperación internacional para el desarrollo. Este interés surge, en buena medida, de la necesidad de responder al aumento acelerado de los recientes flujos migratorios, así como al incremento de las asociaciones que integran inmigrantes.

Según la ACCD (datos del IDESCAT 2009), la población extranjera en Cataluña pasó de suponer un 2,9% del total en 2000 a un 15% en 2008. Cerca del 75% de esta población es de origen extracomunitario y corresponde a 156 países diferentes. A pesar de esta diversidad, sólo 5 países (Marruecos, Ecuador, Rumanía, Bolivia y Colombia) concentran casi el 40% de los inmigrantes.

Entre estos recién llegados, el asociacionismo se ha ido consolidando, de tal manera que ha entrado en contacto con agrupaciones de la sociedad civil catalana de ámbitos muy diversos: deportivos, culturales, políticos, de cooperación, etc. En este sentido, son muchas las experiencias de codesarrollo nacidas en Cataluña a partir de estas relaciones. Marruecos y Senegal son dos de los países en donde, inicialmente, se promovieron las primeras acciones de codesarrollo, en sectores como la agricultura, la creación de pequeños negocios o la formación. Hoy, el codesarrollo está plenamente extendido y se considera una de las fórmulas más efectivas de cooperación.