No puede haber una democracia participativa ni se puede hablar de crecimiento humano ni de desarrollo sostenible sin el concurso activo y libre de la ciudadanía. Hoy, en ningún país democrático, se puede discutir el papel fundamental de sus ciudadanos en el desarrollo de políticas y estrategias que afectan a cualquier aspecto de la sociedad: medio ambiente, derechos humanos, economía, salud, etc. incluso en la reivindicación para instar a los gobiernos a mejorar las condiciones de países que no gozan de este derecho fundamental. Veamos qué dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos al respecto:


Artículo 19
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Artículo 20
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.
2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.

Artículo 23.4.
Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.

Este rol participativo ha se ser también promovido por los propios gobiernos. En los últimos años, en nuestro país, desde diferentes organismos de la administración se promueven consejos ciudadanos formados por ciudadanos interesados ​​y por expertos independientes, con la finalidad de colaborar en la toma de decisiones o en la evaluación de las políticas públicas. Hay diferentes ámbitos en los que la comunidad local, estimulada por la administración, puede intervenir de manera participativa, uno de los procesos más visibles últimamente es la puesta en marcha de las Agendas Local 21, donde la participación de la sociedad es imprescindible.

Sin embargo, a menudo, la sociedad civil, tanto en países donde está permitido como en otras donde se considera ilegal, muestra sus inquietudes, preocupaciones o rechazo ante determinadas actuaciones o prácticas que considera injustas, discriminatorias, que vulneran los derechos humanos, etc. mediante manifestaciones públicas, a las que en los últimos años se ha añadido un instrumento clave, Internet.

La sociedad civil organizada y los movimientos sociales, en sus más diversas expresiones, han experimentado un incremento, tanto en número y reconocimiento como en eficacia, en los últimos años, sin duda por el impulso que han ejercido las llamadas "redes sociales" que se articulan y organizan a través de la "red". Este nuevo fenómeno ha permitido poner en contacto de manera inmediata a personas y grupos muy alejados geográficamente, con la ventaja de poder transmitir documentos digitales de todo tipo: vídeos, fotografías, voz o mensajes escritos, en tiempo real y con una tecnología que, a pesar de ser muy sofisticada, es alcanzable, tanto económicamente como por su uso, para cualquier ciudadano.

A continuación se explican, de manera resumida, algunas de estas iniciatives ciudadanas.