Los que se oponen a esta teoría proponen argumentos del todo diversos. Generalmente las críticas apuntan a dos razones: por un lado la ausencia de propuestas constructivas y un proyecto social inconsistente y, por otro, el excesivo rechazo de todo aquello asociado al desarrollo. Algunas incluso llegan desde el Sur, argumentando que es una teoría que se opone a si propio desarrollo, alineados a estos argumentos encontraríamos voces de los países emergentes (China, India, Brasil,…) que están imitando el sistema de desarrollo insostenible de los países más industrializados del planeta. Veamos, de manera resumida, las tres posturas con que Carlos Taibo (2011) agrupa las críticas al decrecimiento:

  • Desde el propio sistema económico actual. La propuesta del decrecimiento es una extravagancia que hay que menospreciar. El decrecimiento se enfrentaría a tres obstáculos: 1) Una condición catastrofista que no se ajusta a la realidad, 2) La aparición de nuevas tecnologías que resolverían lo que actualmente resulta irresoluble, 3) La afirmación de que estas teorías son imposibles de llevar a la práctica, por lo que no hay que perder el tiempo.
  • Otra visión crítica llega desde determinados sectores de la izquierda marxista, y se fundamenta en ignorar la existencia de la crisis ecológica.
  • La tercera de las posturas críticas se origina en lo que Taibo denomina “izquieda insurreccionalista” que argumenta que el decrecimiento no es otra cosa que un proyecto reformista que no haría otra cosa que adelgazar el capitalismo.