Un mundo deformado

“La igualdad de la riqueza ha de consistir en que ningún ciudadano sea tan opulento que pueda comprar a otro, ni tan pobre que se vea forzado a venderse”

Jean Jacques Rousseau
El contrato social (1762)

Este Módulo se ha centrado en explicar las enormes inequidades existentes en el mundo actual, sus causas más significativas y la dimensión de sus impactos, así como algunas estrategias existentes para afrontarlos. Hemos podido comprobar pues, que el mundo se encuentra ante retos colosales. Pero, por otro lado, también queda patente que, a pesar de las adversidades propias del momento económico que sacude todas las estructuras del planeta, es el momento histórico en el que la humanidad puede resolver buena parte de estos problemas. Quizás no con la velocidad prevista hace pocos años, pero si en un plazo razonable.

 

El mundo ya no es bipolar, estamos presenciando una transformación estructural que configura un enrevesado sistema que consta de varios centros geográficos y de múltiples núcleos de decisión estratégica. Mientras el norte hegemónico se debate en medio de una crisis sin precedentes, nuevos países emergentes surgen reivindicando un lugar de relevancia en un nuevo contexto mundial. El mundo tradicionalmente considerado desarrollado ha perdido la credibilidad que se le suponía y ahora sufre el sobreendeudamiento financiero que, hasta hoy, sólo conocían los países en vías de desarrollo.

 

En un contexto de crisis global las desigualdades se están incrementando, no sólo entre los países del norte y del sur, sino dentro de las sociedades que conforman cada región del planeta. Desde hacía décadas, el primer mundo no se veía tan convulso económicamente como en la actualidad. El llamado estado de bienestar, un símbolo de los países más avanzados, está en entredicho. En el mundo desarrollado se viven momentos de incertidumbre y de desconfianza hacia las clases políticas y, sobre todo, hacia el mundo financiero, sobre el que se amontonan los escándalos, la falta de ética y la inmoralidad. Esta crisis, a pesar de su crudeza, ha despertado conciencias, ha puesto al descubierto muchas imperfecciones de un sistema insostenible e injusto, y ha contribuido a movilizar una parte de la sociedad que permanecía ajena a todo lo que parecía no afectarle. Asimismo, la indignación social ha alcanzado dimensiones insospechadas, fruto de la puesta en manifiesto de las prácticas perversas de las clases dirigentes y de la impunidad con la que estas acciones se han producido.

Fruto de la irresponsabilidad global, se constata que hemos construido un mundo social, ambiental y económicamente deformado. Hay que redirigirlo de manera decidida y responsable. A continuación se enumeran algunas de las medidas recogidas a lo largo de este Módulo.

Medidas urgentes

“Hay que reinventar la estructura de gobierno en los planos nacional y mundial, con el desarrollo humano y la equidad en su centro"

Amartya Sen
“La mundialización con rostro humano” Informe de Desarrollo Humano
1999 (PNUD)

De acuerdo con el contenido de este Módulo, debe haber "acciones para equilibrar la balanza". Afortunadamente, el mundo también tiene una cara que vislumbra un horizonte de confianza. A lo largo de todo el planeta una buena parte de la sociedad está organizada en infinidad de formas y ámbitos. Este es uno de los aspectos que la mundialización ha contribuido a fortalecer. En la "aldea global" los lazos de colaboración y la articulación de sinergias son más eficaces que en ningún momento de la historia. En este contexto, ONGs, asociaciones, fundaciones y agrupaciones del todo diversas trabajan para combatir todas las formas de injusticia ambiental, social, económica o cultural.

Haciendo una recopilación de lo que esta sociedad civil organizada reclama, se perfilan algunas proclamas que son del todo necesarias para configurar un mundo más humano. Así, hay medidas que son imprescindibles.

Hay que huir de la perversión del consumismo como objetivo per se y la adopción de prácticas de consumo responsable. Por eso, hay que hacer llegar a la ciudadanía mundial la realidad de los problemas del planeta que compartimos ya que los impactos negativos producidos por las conductas y los hábitos de consumo actuales tienen repercusiones globales. En este sentido, hay que comprender que nuestro paso por el planeta lleva asociado una huella ecológica y que, a favor de la equidad ambiental, es necesario que aquellos que más impacto producimos, la reduzcamos para que otros la puedan incrementar de forma sostenible para la mejora de su bienestar.

Es necesario hacer que la salud sea verdaderamente un derecho global sin restricciones y estimular la investigación, necesaria para el desarrollo de nuevos y mejores medicamentos, así mismo, no debería ser posible mercantilizar la salud y alejarla, por tanto, de aquellos que no la pueden pagar.

En el ámbito económico, como ya se ha citado en este Módulo, la globalización, a pesar de ser un camino hacia nuevas posibilidades, no ha demostrado ser una herramienta contra las desigualdades. Por el contrario, ha incrementado la distancia entre un mundo y otro. La libertad de movimientos de capital, no ha cumplido las expectativas de desarrollo previstas por muchos. El dinero circula en tiempo real, de tal manera que se puede operar en todos los mercados financieros siguiendo sus horarios consecutivos, las 24 horas del día. En este sentido, tal vez serán los efectos de esta mundialización los que harán que se aplique alguna modalidad de la tasa que James Tobin propuso hace 40 años con el objetivo de frenar las transacciones basadas en los movimientos especulativos entre divisas y activos financieros. Sin embargo, la globalización es selectiva, de tal manera que las personas no pueden circular con la misma libertad que el dinero o los datos. Como hemos visto, los flujos de seres humanos están controlados y son fuertemente restringidos.

Hay un compromiso global para la lucha contra la corrupción mundial. La eliminación de los paraísos fiscales sería una decisión que permitiría lograrlo. Asimismo, es urgente desincentivar conductas financieras perversas y carentes de ética como las que han causado la crisis actual. Incorporando componentes de punición que no sean los estrictamente asociados a las pérdidas provocadas por una mala gestión financiera.

Es necesaria una distribución eficiente y justa de la riqueza y la renta. Un camino para lograrlo es hacer entender a la sociedad que acumular bienes de forma compulsiva no da la felicidad, y a las empresas que la codicia por obtener dinero de forma infinita a cuenta de dañar el medio ambiente, perjudicar comunidades o no respetar los derechos de su propio personal, es una estrategia irresponsable que acabará volviéndose en contra.

Hay que hacer un esfuerzo para mejorar el acceso a la educación en los países en desarrollo y para fortalecer la formación en los países ricos sobre conceptos transversales que incorporen la ética y cada uno de los aspectos inherentes a la ciudadanía y los valores que promuevan la formación de personas comprometidas con el mundo en el que viven.

Las relaciones internacionales se mueven en torno a intereses estratégicos que, generalmente, hacen referencia a la obtención de recursos energéticos y materias primas. Así es como se generan y mantienen, la mayor parte de conflictos existentes. Más que nunca en la historia, las víctimas de la guerra son la población civil. Hay que promover una cultura de paz, impulsar el diálogo entre naciones y luchar contra los intereses inmorales que inducen al conflicto. El mundo se debe desarmar y, paralelamente, se adoptarán medidas que aporten transparencia al opaco y enrevesado comercio mundial de armas.

El Sistema de Naciones Unidas requiere una reforma urgente. En la línea que promueve la "Campaña Mundial para la Reforma del sistema de Instituciones Internacionales", es necesario que la ciudadanía lidere el impulso de un sistema de gobernabilidad mundial más democrático y participativo en el que las Naciones Unidas contribuyan de manera real y efectiva al diseño de un mundo más justo y equitativo.

Finalmente, es urgente la adopción de soluciones participativas y eficaces, que favorezcan la equidad, la sostenibilidad y, en definitiva, el desarrollo humano. Los extraordinarios avances tecnológicos y científicos deben ponerse a disposición del desarrollo humano de todas las comunidades del planeta.

La responsabilidad de ser humanos

Es inconcebible permitir que muera tanta gente víctima del olvido debido a problemas que se podrían solucionar con voluntad política. El mundo debe ser consciente y se ha de responsabilizar de lo que provoca. Citando palabras del profesor Federico Mayor Zaragoza:

[...] Ha llegado el momento del “hombre responsable", el que no acepta lo inaceptable, el que considera la igualdad entre todos los miembros de la comunidad humana como lo indiscutible. Como la libertad y la justicia. Como el compromiso con las generaciones futuras. El que no guarda silencio, el que será capaz de iniciar, en este principio del siglo XXI, una nueva etapa de la humanidad en la que todos los seres humanos cuenten, en la que nadie esté al servicio de otros a los que "debe" todo, incluso la propia vida, en la que la imposición del “ordeno y mando" de los menos sobre los más ya no será acatado, en la que los ciudadanos dejarán de votar a los que sustituyan a los valores universales para el consumo y el mercado ...[...]

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio no se cumplirán en el tiempo previsto y la excusa será la actual crisis económica mundial. Nuevamente, el mundo habrá perdido una oportunidad inigualable de afrontar con éxito el problema del hambre en el mundo en el tiempo proyectado. Habrá que volver a empezar, pero con criterios diferentes, con estrategias innovadoras, rediseñar el modelo de desarrollo que incluya la perspectiva de género y de equidad, la manera de consumir y de generar energía, reinventar las políticas económicas, las finanzas y el comercio internacional y fortalecer la participación ciudadana, democrática y libre. Por ello, es necesario sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de la responsabilidad social de las actuaciones y actividades que se practican individualmente, a las empresas sobre la necesidad urgente de ser socialmente responsables de sus actuaciones y a los políticos de incorporar estos criterios en sus agendas.

Las nuevas generaciones deberán resolver los problemas heredados, derivados de un modelo insostenible que ha creado un espejismo de falsa riqueza. Se ha vivido del crédito, tanto económico como ambiental, ahora hay que vivir sin derrochar lo que queda.

Hay pues, determinación política y un consenso global entre los gobiernos mundiales para dar los pasos necesarios en la dirección adecuada para detener las agresiones al medio ambiente y las relaciones injustas entre países ricos y pobres. Una buena manera de empezar es escuchando a todos aquellos, comunidades, instituciones, científicos y activistas, que hace tiempo que lo reclaman.

Se necesitan cambios urgentes, hay que darse cuenta de la enorme responsabilidad de ser humanos, hay que dar la vuelta al mundo.

Joan Fuster
Geógrafo